viernes, 21 de noviembre de 2008

Levanté las persianas. Había amanecido un día soleado. El edificio de oficinas de enfrente estaba ya en plena actividad. Recordé por un momento mi trabajo y mi negocio. Sacudí la cabeza para quitarme de la mente ese pensamiento. Por fin tengo unos días de vacaciones y no quiero tener ninguna responsabilidad. Preparé café. Abrí la guía para recordar que nos esperaba al salir de los apartamentos. La noche anterior, ya habíamos recorrido los alrededores de Times Square .Tomando como referencia Broadway, cruzamos la 49, la 48, la 47.....hasta completar un recorrido por el Theater District. Nos quedamos impresionados por la luz y los colores de los anuncios, por la actividad de la ciudad y por la primera visión a lo lejos del edificio Chrysler iluminado, mi favorito Debía cambiarme de apartamento, había pasado la primera noche en uno individual. Y esperábamos para hoy la llegada de un nuevo Apóstolo. Fui a buscar a mis amigos, comentamos como habíamos descansado la primera noche. Mi nuevo apartamento era luminoso con un amplio salón y un dormitorio con dos camas enormes. Que bien iba a descansar...... En los días sucesivos debían ir llegando el resto de los Apóstolos y decidimos que este primer día fuera de toma de contacto con la ciudad, dejando la visita de los lugares más emblemáticos para cuando estuviéramos todos juntos. Estábamos en América y teníamos que desayunar como los americanos, huevos y bacon, tostadas untadas en mantequilla y abundante café. Decidimos estrenarnos en Stage Star en la 55 entre la 6º y 7º Avenida,. Que ilusión pagar en dólares!!! Habíamos tomado la dirección contraria a nuestro primer recorrido nocturno. Parábamos en cada tienda y levantábamos la vista para observar detenidamente cada edificio. Los establecimientos de fotografía llamaron rápidamente nuestra atención ofreciendo mejores precios a medida que avanzábamos por la séptima avenida. Teníamos como referencia B& H Photo Video en la novena, en pleno Garment District y no realizaríamos ninguna compra hasta haber comparado bien los precios. Las primeras fotos delante del Centro de Música y Danza de la Ciudad y el Carnegie Hall. Llegamos a la parte sur de Central Park. Que vista más espectacular de los rascacielos bordeando el parque. Algunos parecían hologramas de color azul .Carruajes de caballos esperaban pasear a los turistas. Nos quedamos impresionados con la fachada de los Apartamentos Alwyn Court, con sus hermosas coronas, dragones y demás figuras de terracota. Apretaba el calor y caminábamos sin rumbo fijo pasando de una acera a otra para que no se escapara ningún detalle a nuestros ojos. Nos detuvimos un momento delante de la fachada del Hotel Plaza. Estructura de hierro de 18 plantas que asemeja a un castillo francés del Renacimiento y cada uno de nosotros dió su primera impresión de la ciudad. Excesivo, un completo derroche comentaba Enrique, que venía con la idea preconcebida de que América y los americanos vivían a expensas del resto del mundo y este primer paseo a la luz del día parecía corroborar su pensamiento previo. Fue comprarse su cámara de video a la mitad de precio que en España y escucharle decir: Viva América!!!!.....Ein? Si por poco se queda a vivir en Coney Island.....Un abrazo Enrique. Nos separamos en dos grupos. Quedamos en reunirnos en la Biblioteca Pública en una hora. Enrique y Jesús decidieron entrar al Apple Center y Virginia, Joaquín y yo enfilamos la quinta Avenida. Los típicos taxis amarillos se reflejaban en los escaparates de Gucci, Bulgari, Prada, Louis Vuitton, Cartier...Yo los observaba no con afán comprador, sino para estar al tanto de las últimas novedades de estas marcas ante nuestra próxima visita a Chinatown. Pasamos por la impresionante y lujosa Trump Tower de la que de sus pisos superiores afloraba una inmensa vegetación. Seguíamos cruzando de una acera a otra para no perder detalle y fotografiarnos delante de cada fachada. Los tres al unísono gritamos Zaaaaaraaaa!!!! Jejeje Una vendedora delante de la puerta de Disney Store reclama nuestra atención. Pienso rápidamente en mis sobrinas. Elisa, Virginia y Sandra ya tienen decidido su regalo. Nos hicimos fotos junto a los personajes del mundo Disney y pasamos un rato entretenido entre camisetas, disfraces y muñecos de peluche. Yo seguía deteniéndome en cada tienda de fotografía pues había venido a este viaje sin cámara y a cada blocks iban apareciendo los edificios que tanto había soñado ver desde hacía meses. De las vecinas Park Avenue y Lexington se dibujaban en el perfil de la ciudad la hermosa torre de la General Electric y el original tejado en forma de cuña del Citycorp Center. Seguíamos caminando por la Quinta Avenida como quien lo hace recién llegado a Nueva York, asombrados a cada paso, boquiabiertos y con la mirada dirigida a las alturas. Admiramos la fachada de mármol blanco de la Catedral de San Patricio. Impresionante también su interior. Desde su puerta principal en la otra acera el Rockefeller Center presidido por la estatua Atlas. Me imagine entonces como sería la Quinta avenida los días en los que los diferentes grupos sociales de la ciudad festejan sus particularidades culturales, cuando los desfiles toman la calzada y las bandas de música ocupan el lugar que, a diario, queda reservado para la riada de taxis amarillos. Fue entonces cuando supe que quería en el futuro volver muchas veces a esta ciudad. Me cruce de brazos cuando pensé de nuevo en la cámara. Proseguimos camino hacia la Biblioteca Pública y a la altura de la 47 Enrique y Jesús nos alcanzaron. Habían recorrido la Quinta Avenida al trote y Jesús venía encantado de haber fotografiado el escaparate de Tiffany`s. que para nosotros había pasado desapercibido. Caminamos unos blocks más y en el cruce con Park Avenue apareció la Grand Central Terminal. Frenamos en seco y hace allí dirigimos nuestros pasos. Nos hizo gracia un cartel anunciando una cerveza light. Pronto estará en España, pensamos. Nos hicimos fotos delante de la fachada de columnas de la calle 42. Magnifica. Accedimos al vestíbulo principal de altísimo techo abovedado, no sin antes esperar a que un aluvión de ejecutivos perfectamente uniformados dejara la entrada libre. Me sentí feliz al recordar de nuevo que estaba de vacaciones. Tres gigantescas ventanas llenaban de luz la enorme sala perfectamente organizada. Nos quedamos impresionados. Fue comentario generalizado que jamás habíamos visto una estación de tren tan imponente. Más fotos delante de las escalinatas de mármol que me parecieron inspiradas en el edificio de la Opera de Paris. Pasamos a un vestíbulo más pequeño, el Vanderbilt Hall decorado con lámparas doradas y mármol rosa en el que había continuas alusiones a Cornelius Vanderbild, promotor de la construcción de la Estación. Curioseamos en las tiendas, Virginia y Joaquín buscaban entre los estantes de revistas de una librería, el último número de la revista Child para cumplir con un encargo de unos amigos. Sentí la necesidad de ir al baño, rápidamente se apuntó Joaquín que desde hacía rato buscaba los carteles indicativos del restroom. Bajamos a un nivel inferior por escaleras de mármol, rampas y modernas escaleras mecánicas. Atravesamos un restaurante decorado con azulejos amarillos que por la hora estaba atestado de clientes. Buscamos a nuestros amigos que curioseaban en el espléndido delicatessen de la estación. A pesar del copioso desayuno, el paso por el restaurante me había abierto el apetito de una forma voraz, Recuerdo las hojas de lechuga y las empanadillas de sésamo del día anterior......Sentí un agujero en el estómago y la vista nublada ante la perfecta exposición de tantos alimentos Que pedasho de baguette....la barra de pan se convirtió en un manjar para todos y entre risas inmortalizamos en una foto el simpático momento de los Apóstolos devorando por las calles de Manhattan la pieza cocida de cereales ,agua y levadura. Retomamos camino hacía la Biblioteca Pública, yo había cambiado mi interés inicial por las tiendas de fotografía por los negocios de ultramarinos que con muy mala leche aparecían a cada paso. Me iba dando coscorrones contra los escaparates que ofrecían su mercancía de olores y colores sugerentes y del alma se me escapó un grito de uuuuuummmmmmmmm que Enrique muy atento escuchó. Parece que tienes hambre? Yo asentí con la cabeza. O hablaba o daba buena cuenta de la baguette y preferí lo segundo. Pues ese pan como esta rico es con plátano, dijo Enrique. Volví a asentir con la cabeza aunque la idea no me pareció muy afortunada. Tate fue nombrar el plátano y apareció un puesto de frutas.....Enrique se acercó a comprar. A ver si va a ser verdad que Nueva York es la ciudad donde cualquier sueño puede hacerse realidad, pensé feliz. Presidiendo el tranquilo parque de Bryant Park, entre las calles 42 y 40, apareció el hermoso edificio de la The New York Public Library, que a mi más que una biblioteca me pareció por su espectacularidad un espléndido Museo. Nos dividimos en dos grupos; Virginia y Joaquín se fotografiaban en la escalinata de su fachada de estilo neoclásico y Enrique, Jesús y yo volvimos a a atacar las tiendas de fotografía que en este punto aparecían como setas en primavera. Tras varios intentos dimos con la tienda, un dependiente de origen hispano que atendía al nombre de Ed nos enseñó los modelos por los que estábamos interesados a un precio hasta un treinta por ciento más barato que el resto de los establecimientos que habíamos visitado. Preguntamos por el horario de la tienda y prometimos volver. Convinimos que tras la visita a la Biblioteca Pública iríamos a B& H Photo Video, lugar que me habían recomendado si quería hacer cualquier compra de material electrónico. Imaginaros un lugar luminoso, tranquilo y amplio, donde se agruparan millones de libros a disposición de los lectores.. Ese lugar es The New York Public Library. Tuvimos que mostrar nuestras mochilas para acceder al hall principal de bóvedas esculpidas en mármol blanco. Me tocó el turno y el guardia de seguridad me pidió comprobar el interior de mi bolsa. Ahí estaba lo que quedaba de mi baguette, por como se le abrieron los ojos me di cuenta que no era el único que pasaba hambre. Una miraba bastó para hacerle entender que ERA MIA Y SOLO MIA. Cerró con lastima mi bolsa como quien deja de contemplar un tesoro. Subimos por la escalera que daba acceso a las distintas salas de lectura revestidas de madera. Tanto nos gustó el lugar que decidimos hacernos el carnet de socio al momento. Con él tendríamos acceso a la consulta de cualquier libro y acceso gratuito a internet. Simplemente se cumplimenta un sencillo cuestionario a través de la red y pasas a una ventanilla donde personal de la biblioteca te hace una foto y te hace entrega de tu carnet. Parece sencillo pero.... Please your I.D?....... From Spain mi respuesta Carlos que le entregues tu D.N.I....me dice Jesús Ah si claro...... Siempre que me siento pillado me rasco la nariz y cuando estaba en esa labor siento el fogonazo de la cámara...ZUUUUUMMMMMMMMMM. Me parece que me van a tener que repetir la foto jajaja Another one PLEASE...!!!! El tono de ese please resumía .....que mala suerte que siempre me toca el Autista.....Tampoco era para ponerse así, ella como fotógrafa tampoco era muy buena, nos sacó a todos negros,...que parecemos los primos del Príncipe de Bel-Air. Tuvimos tiempo de visitar la tienda y yo como coleccionista de tazas de las ciudades que visito me hice con la taza oficial de la Biblioteca Proseguimos nuestro camino por la Quinta acercándonos al Empire State Building. Jesús desde Madrid se encargo de sacar los tickets para acceder al edificio, pero esa visita debíamos posponerla para cuando estuviéramos ya todos los Apostólos en Nueva York. Al final se divisaba el Flatiron. Nos hubiera gustado acercarnos pero era urgente ya comprar la cámara de fotos y ya estábamos cerca de los famosos almacenes judíos de electrónica. Tomamos la 34 hacia la Novena. Poco a poco iba cambiando la fisonomía de la ciudad, edificios irregulares y de colores cambiantes que a menudo dejaban al aire las escaleras de emergencia. Pasamos por los almacenes Macy´s donde algunos de nosotros nos volvimos locos comprando una tarde de lluvia. Más fotos delante del Madison Square Garden. Como sigamos a este ritmo que vamos a dejar para los días siguientes... Vaya páliza ya en los pies. No hizo falta buscar mucho, en un callejón una veintena de judíos ataviados de trajes negros y sombrero de fieltro descansaban fumando un pitillo. Como me hubiera gustado tener en ese momento la cámara. Y en el 420 de la novena estaba B& H , gran almacén de la electrónica que tiene todo en cámaras de fotos y de video, cuya particularidad es que todos sus empleados son judíos y que cada una de las compras llega a la caja por los aires a través de un sistema de grúas. Lo que también estaba por los aires eran los precios.... era la tienda más cara de cuantas habíamos visitado. Decidimos hacer una parada para comer y regresar a la tienda del hispano Ed antes de que cerrara. Tres restaurantes a la puerta de B&H...y menos mal que sólo eran tres...Enrique propone asiático, Joaquín y Jesús toman posiciones en un local de bocadillos y sandwiches y Virginia y yo nos asomamos a un pequeño restaurante con terraza en el aparecía colgado un letrero que lo señalaba como mejor restaurante de Nueva York en el 2006. Salimos y entramos de unos y otros sin ponernos de acuerdo. En el interior del local con terraza quedan libres dos mesas y yo me abalanzo sobre ellas......SON NUESTRAS Y SOLO NUESTRAS, jejeje .Una vez me senté en mi silla ya no me levanté ni para pedir, dejando esa tarea para los demás. Un rápido vistazo al lugar me bastó para darme cuenta de que el cartel lo habrían comprado en cualquier mercadillo porque la palabra que mejor lo definía era cutre. En realidad era un asador de pollos y la gracia estaba en que podías pedir distintos acompañamientos y salsas. Todos en el mostrador eligiendo y yo clavado en mi silla Carlos, muslo o pechuga? Pechuga Carlos, ensalada, arroz....? Arroz Salsa, Carlos acércate hay muchas salsas...Esa, señalaba desde mi sitio Carlos, para beber, un refresco o té? Té Carlos son diez dólares....pues tuvo que venir Jesús a por el billete de diez jejejeje Y aquí comienza el espectáculo. Aparecen mis amigos con sus bandejas... Lo que aquí cuento creo que tuvo que ser debido al excesivo tiempo que pasamos con la cabeza en posición inclinada mirando la altura de los rascacielos que debe ser directamente proporcional al flujo sanguíneo que deja de llegar al cerebro...... La primera en llegar es Virginia con su plato rebosando de maíz acompañado con un trocito de pollo. Ya te gusta el maíz..... Virginia mira su plato y me dice sorprendida no saber porque ha elegido maíz porque en realidad no le gusta...... Ein?.........Un beso Virginia Jesús odia el coco. Llega Jesús con su plato de pollo y arroz al coco..... ...Al coco?..... SuperEin? Pero si yo odio el coco y encima me he pedido té para beber que también lo odio Risas y más risas. Los demás dimos buena cuenta de nuestra pechuga de pollo al estilo americano con arroz estilo ibérico. El té me pareció riquísimo y acabé tomándome mi medio litro y el medio litro de Jesús que ya me costó más tarde una buena carrera a los baños de un Mcdonalds. Volvimos a ver a Ed, Enrique compró una cámara de video y yo me decidí por una cámara de fotos. Cuando la voy a pagar me indica que no le queda ninguna en stock y que debo esperar al día siguiente que la traerán de Pensylvania. Bueno sólo es un dia más sin cámara, puedo esperar pensé. Visita al edificio Chrysler donde posamos en cada uno de los rincones de su Hall. Sorprendente. Comienza a oscurecerse el cielo y empiezan a caer las primeras gotas camino del baño del Macdonals Cuando la lluvia arrecia nos protegemos bajo los toldos rojos del hotel vecino al Waldorf-Astoria. , Si esperamos un rato dejará de llover, esto sólo es una tormenta de verano dice Enrique. Menos mal que salimos a la carrera camino de los apartamentos porque la lluvia será nuestra compañera continua durante toda nuestra estancia. No son más que las cinco de la tarde de nuestro primer dia en la ciudad. Recibimos un nuevo mensaje de Josemi: “Ya estoy en Nueva York”

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