viernes, 21 de noviembre de 2008

Amaneció un día fresco pero sin lluvia. Antes de comenzar el recorrido diario decidimos acercarnos de nuevo a la tienda de Ed, ya era el tercer día en Nueva York y yo continuaba sin cámara . Josemi y yo bajamos al hall de los Apartamentos donde ya nos esperaban Enrique y Jesús. Aprovechamos para desayunar en el Europa Café de la Séptima mientras llegaba la hora de apertura de los comercios. Comenzaban a levantarse los primeros cierres y debíamos apresurarnos pues Virginia y Joaquín aguardaban ya a la puerta de los Apartamentos a los Apóstolos recién llegados. Nos atendió el dueño del establecimiento. Le preguntamos por nuestro encargo y puso cara de circunstancias....Un encargo a Pensilvania??? Eso debe ser cosa de Ed.....Los sábados comienza su turno a las doce, deben venir más tarde... Otra vez me marchaba de vacío....Que mal me olía ya esto. Decidí que por la tarde me volvería a acercar aunque solo fuera a cantarle las cuarenta al malqueda de Ed Por fin la foto de los diez era posible, primer encuentro de todo el grupo entre risas y abrazos. Nuestro primer destino juntos sería Chinatown. De camino al metro les poníamos al día de las aventuras ya vividas mientras los recién llegados nos comentaban sus primeras impresiones de la ciudad. A mi me recuerda mucho a Lima decía Sole. Isa y Almu nos contaban la pereza que les había dado dejar el pueblo donde pasaban tranquilamente las vacaciones para meterse en todo este embolao. Nos numeramos al llegar al anden ..el uno, el dos , el tres, el cuatro, ....el ocho, el nueve y el diez..... Alguien cree que pasados cinco minutos se acordaba de su número? En el vagón todo eran risas , me dediqué a observar a mis amigos, comprendí la preocupación que teníamos todos en Madrid en cuanto a que éramos un grupo muy numeroso, iba a ser difícil que no surgieran roces Después de salir del metro aún debimos recorrer algunas calles hasta ver aparecer los primeros letreros escritos en chino. Eloy y yo íbamos delante leyendo a cada paso la información que proporcionaban las guías de viaje. Nos acompañó unos metros un paisano de Salamanca que llevaba veinte años viviendo en Miami, pasaba unos días en Nueva York para visitar la ciudad y charlar con un grupo de españoles le hizo ilusión. Atravesamos Mulberry Street, calle principal de la ya diminuta Little Italy. Por lo temprano de la hora, los restaurantes aun permanecían cerrados y se respiraba un ambiente de tranquilidad. Fotos delante de la fachada del restaurante Puglia, pintada con los tres colores de la bandera italiana No sé en que momento dimos la vuelta al mundo pero en un abrir y cerrar de ojos aparecimos en China. Nos dejamos llevar por las calles cercanas a Canal Street, descubriendo olores y sabores nuevos, Sole compró en un puesto un cucurucho de un dólar cargado de lichis que fue ofreciendo a todos.... a mi me sabe a pera... pues a mi me sabe a melón.. Los comerciantes ofrecían a la puerta de sus pequeños negocios su extraña mercancía, enormes sapos croando, patos colgados del cuello, pescados de formas desconocidas.... y todo ello en un ambiente de bullicio continuo. Yo ya había saciado mi curiosidad probando la fruta que a mi me sabía a ciruela y no pensaba experimentar con nada más. Realmente habíamos venido a Chinatown por ser el paraíso de las imitaciones y ya estábamos tardando en ponernos a tiro. Fue poner cara de compradores compulsivos y se nos acercó una china... Bags, waches .....Prada, Rolex...... Y ahí estábamos los diez a la carrera detrás de la china que avisaba por el móvil a su contacto de nuestra próxima visita. Nos pidió que nos detuviéramos delante de una verja cerrada a cal y canto. Cuando la china comprobó que no había policía avisó al chino que levantara el cierre y pasamos todos atropelladamente al local. Apareció una escalera de cuyas paredes colgaban los bolsos. Yo encabezaba el grupo y subía los escalones de dos en dos. Pronto tuve que detener mi carrera pues el estrecho corredor estaba condenado. No hubo tiempo de avisar a mis amigos, el chino bajó el cierre y en unos segundos nos vimos encerrados sin otra luz que la de un foco que me quemaba los ojos. Chiiiiino queremos salir de aquiiiiiiiiiiiiiiii, abre de una vez No nos gustan estos bolsos, que abraaaaaaaaaaaaas ya....!!!!! Cada vez estábamos más angustiados en aquella cueva por la falta de luz y de espacio El chino como quien oye llover ...... Abreeeeeeeeeeeee la puertaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa Las chicas que ocupaban los primeros peldaños de la escalera comenzaron a gritar pidiendo calma pues temía morir aplastadas en caso de avalancha del resto de los apóstolos, que desde la escalera empujábamos en dirección a la calle. Una vez que recibió el aviso de que fuera todo estaba tranquilo levantó el cierre y salimos todos hacía la calle entre empujones y risas. Habíamos tenido mala suerte, había muy poca variedad y lo sórdido del lugar era como para no volver a intentarlo , pero no nos desanimamos y pronto teníamos a otra china ofreciendo más mercancía. Esta corría más que la primera y entre gritos la fuimos siguiendo por callejones cada vez más apartados de la calle principal. Esto promete, que aventura.... Se detuvo delante de la puerta de un edificio, hizo la llamada correspondiente y nos invitó a pasar. Que carreras por las escaleras!!! Mientras subíamos , otros turistas bajaban cargados con bolsas de basura donde guardaban sus compras. Y por fin entramos a una habitación donde no quedaba espacio para un bolso más , perfectas imitaciones colgaban de las paredes, haciendo realmente complicada la elección. Yo eche un vistazo general y encontré algunas cajas precintadas y como si de mi negocio de camisetas se tratase me puse como un loco a romper los precintos... Que aquí hay mássssssssss............... Veinte manos a la vez cogiendo y soltando todo lo que se ponía por delante hasta descolocar por completo toda la habitación. A la que teníamos más descolocada era a la china que cuando consiguió salir de su asombró pidió refuerzos. Y llegó un chino para poner orden.... Yo había leído que para saber si una imitación es buena había que apreciar sobre todo la calidad de los acabados y así lo hice saber a mis amigos..., no os dejéis impresionar por el aspecto exterior, abrir el bolso y fijaros en las cremalleras, en la costura del forro, en cómo va cosida la etiqueta....Pronto todos comenzaron a consultarme sobre si el bolso escogido era una imitación aceptable....... como si yo tuviera idea....... El juego en principio me pareció divertido... Me llevo este...? Esta piel es buena....? De estos cual es el mejor...? Yo iba contestando a unos y a otros según me parecía... Suéltalo, es feo de cojones Este está genial, agárralo y no lo sueltes Tengo que decir que yo me dedico a vender camisetas de algodón y no distingo una piel de cabra de otra de vaca por lo que mis opiniones no tenían otro valor que el del simple buen gusto. A la veinteava consulta ya empezaba a aburrirme el juego...Al fin y al cabo tanta pregunta me estaba distrayendo de mi divertimento principal que era el de descubrir que había en las cajas que aún permanecían cerradas. Creo que no dejé ni una sin abrir. Alguien me hace eso en mi negocio y le echo a patadas, jejeje Por fin me decidí por un bolso y cartera típicos de burberry que pensé serían del agrado de mi madre. Tenía algunos encargos más que cumplir pero no los encontré y resolví dejar el resto para otra ocasión. La china aún seguía aturdida por nuestro asalto mientras su compañero con cara de muy pocos amigos nos apremiaba a terminar con nuestras compras. Llegó la hora de pagar, contamos nuestros artículos, algunos de mis amigos no tenían manos suficientes para cargar con tanto bolso y exigimos un precio especial por volumen. Y así nos pusimos en fila y comenzamos con el regateo. Consiguieron mejor precio los últimos, el chino ya cansado, con tal de perdernos de vista dejó de discutir la rebaja y éramos nosotros quienes realmente fijábamos el precio. Los que habíamos pagado primero le pedimos el mismo descuento y terminamos con su oriental paciencia. Realmente estábamos discutiendo por cinco dólares, ya nos vale.... Al final otro bolso llamó la atención de muchos. Tenía una cremallera tan grande que si pasa un tren por ella no descarrila. Había que conseguirlo barato y para ello Josemi pensó que lo mejor era simular un defecto. Cuanto cuesta? Cincuenta dólares... Cuánto??.... Josemi inspeccionó el bolso e hizo el ademán de probar su cremallera. Al llegar a la mitad, comenzó a dar tales tirones que fue un milagro que no se quedara con el cierre en la mano.... Ni yo abriendo cajas fui tan osado No doy más de veinte dólares.... no se abre bien La china pacientemente tomó el bolso......... Raaaaaaaaaaaaaaaaaaaassss.........................completando su recorrido de principio a fin. Ante la evidencia todos pensamos que Josemi cedería, pero en lugar de eso se lo arrebató de nuevo y repitió la operación aún con más fuerza, esta vez acompañado por Sole que con otro bolso igual tiraba y tiraba del cierre sin conseguirlo. No sé si los originales pasarían semejante prueba de calidad pero las imitaciones de la china como poco eran resistentes Que no hay manera...esto no va.... no va Los bolsos fueron pasando de mano en mano y misteriosamente solo se abrían manipulados por la china que ya había sacado su carácter y abría la cremallera como quien le arranca la cabeza a un pollo.... RAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAASSSS Un tirón más y acabamos de menú en el restaurante de la esquina. No hubo tiempo a más, el chino le arrancó el bolso a Josemi y dio por terminada la negociación negándose a llegar a ningún acuerdo Hubo oportunidad de pasar por otra nueva habitación en la que a nadie se le ocurrió dar más tirones a ninguna cremallera y en la que Almu que de entrada no pensaba comprar nada salió cargada hasta los dientes.....Un beso Almu Después nos dedicamos más relajadamente a buscar gangas entre los puestos de relojes, zapatos y perfumes. Era curioso pasear por las calles cada vez más concurridas y asistir a la vida cotidiana de los habitantes del barrio. Regateamos con un negro la compra sin éxito de unos relojes Omega. Como unos instantes antes con el chino llegamos a sacarle de sus casillas y se perdió entre callejones gritando que ya le buscaríamos. Lo cierto es que debimos volver otro día a conseguir nuestros relojes pues no encontramos mercancía tan buena a ese precio. Fotos delante de la Pagoda y visita al Templo Budista de la Calle Mott, que más que un templo parecía un Todo a Cien. Compré por un dólar un rollito de la fortuna que contenía el siguiente mensaje: “Todo lo que te propongas lo conseguirás Tendrás éxito en tu trabajo Tendrás fortuna en el amor Tendrás suerte en la vida Tendrás fuerza para vencer a tus enemigos.” Repitiéndome estas frases salí del Templo pensando en cuantas cosas había adquirido a cambio de un dólar. La mejor compra del día. A la puerta de un restaurante chino decidimos que ya era hora de comer; hicimos dos grupos, aún tenia la imagen de los sapos del mercado y propuse como alternativa cualquier trattoria de Litte Italy. Almu, Isa, Josemi se unieron al plan y quedamos en reunirnos todos en ese mismo punto hora y media después. Mulberry Street rebosaba ahora actividad, todas sus terrazas estaban al completo de turistas que disfrutaban al sol de un buen plato de pasta. El aspecto y el olor de aquella salsa de tomate nos había abierto el apetito.. Tuvimos suerte de encontrar mesa y disfrutamos de una estupenda lasaña y de un momento muy agradable de conversación y descanso. Que difícil resulta pedir un café con hielo fuera de España..... No había ya tiempo de explicaciones y nos dimos por contentos con un Ice coffe que resultó ser espectacular. Puntuales llegamos al punto de encuentro convenido. Para la tarde teníamos prevista la visita al Village y el tiempo comenzaba a echarse encima..... pisando huevos y cuarenta minutos después apareció el resto con la intención de tomarse un café, cuando el cuarteto de los italianos habíamos hecho ya la digestión. Anda, que suerte, un cybercafe! .......( ciberleches!!!) .Le pedí a Buda paciencia y mientras leían sus correos electrónicos aprovechamos para buscar la llamada esquina sangrienta, de la que según la guía nos separaban pocos pasos. Después de atravesar calles estrechas localizamos exactamente ese punto y comencé a leer emocionado su significado en la guía: “.....Durante la época de luchas por el control de Chinatown, Doyers Street, pequeña y tortuosa calle era conocida como Bloody Angle, pues allí se producían la mayoría de enfrentamientos entre las bandas rivales de los Leong y los Hip Sing...” Levanté la vista de la guía y me encontré sin publico que me escuchara bajo la lluvia que de repente comenzaba a caer fuerte. Almu e Isa encontraron mayor interés en los zapatos de la tienda de la esquina y Josemi y Eloy que nos acompaña se habían perdido calle abajo. Solo y desamparado en Chinatown.

No hay comentarios: