viernes, 21 de noviembre de 2008

Corríamos en fila buscando el refugio de los salientes de los edificios, atropellados pero extrañamente sincronizados en una perfecta sucesión de relevos que nos acercaba a nuestro destino. No hablábamos, sólo reíamos. Las gotas de lluvia golpeaban con fuerza el asfalto y su sonido marcaba el ritmo de nuestros pasos. Éramos recién llegados a la ciudad pero Nueva York ya nos había acogido y sentíamos como cada uno de sus rascacielos nos prestaba su protección. Pasamos por una enorme librería, Virginia se acordó del encargo de sus amigos y la seguimos todos al interior del establecimiento sin reducir la velocidad de nuestra carrera. Pasamos al trote entre las estanterías donde descansaban ordenados libros y revistas. La C de Child....? Algo fallaba porque habíamos llegado al final de la librería y no habíamos sido capaces de leer el título de ninguna publicación....Cómo que todas estaban en japonés.....!!! .Hasta entonces no echamos un vistazo general a la tienda. Una veintena de japoneses esperaban su turno en caja para pagar sus compras y tanto clientes como cajeros permanecían en silencio inmóviles y asustados intentando comprender la razón de nuestro atropello. Yo creo que llegaron a pensar en un atraco, jajaja. Virginia volvió a actuar como liebre del grupo y salimos a la calle entre risas como alma que lleva el diablo. Buen momento este para anticipar que fueron varias las ocasiones a lo largo del viaje que nuestros pies obedecieron una consigna que no escuchaba nuestra voluntad que nos impulsaba a salir en estampida dando lugar a situaciones más o menos embarazosas. Estoy seguro que nuestra visita al Metropolitan produjo momentos de pánico entre el personal de seguridad del Museo y de sorpresa entre sus visitantes cuando sin instrucción previa salimos pitando por pasillos y salas buscando la puerta de salida. O han cargado las mochilas de ánforas griegas o han colocado una bomba.....Sólo había que mirar la cara de quienes nos abrían paso confusos entre vitrinas y esculturas. Aún deben estar revisando el inventario de obras de arte y el video de nuestra visita al museo para encontrar explicación a semejante huida. Llegamos empapados a los Apartamentos. Tiempo para una ducha caliente y para esperar a Josemi. Yo aproveché para deshacer mi maleta y colocar en cajones y perchas parte de mis enseres. Llamaron a la puerta Carlos abre soy Josemi Ahí estaba el sexto Apóstol en Nueva York. Había utilizado los servicios de un autobús que trasladaba a los viajeros desde el aeropuerto directamente al hotel correspondiente con la fatalidad que nuestros apartamentos eran el final de la ruta. Llegaba cansado pero con ganas de coger rápidamente el ritmo a los demás. Cuales son los planes para la tarde? Fuimos en busca de nuestros amigos y decidimos que el colofón perfecto para el primer día sería coger el ferry que une el extremo sur de Manhattan con Staten Island, permitiéndonos contemplar la Estatua de la Libertad. Jesús insistió con vehemencia en que antes que nada era conveniente y necesario acercarnos al Deli y llenar las neveras de provisiones. Yo me sentía aún culpable por mi momento de pereza a la hora de la comida y me apunté con presteza a esa labor. Quedamos algunos en reunirnos en cinco minutos en el hall mientras yo acompañaba de nuevo a Josemi a nuestro apartamento para que se acomodara No tardé ni dos minutos en mostrárselo como lo haría un agente inmobiliario. Aquí el salón, grande y luminoso con sofá cama, mesa de comedor y televisión . Moqueta en todas las habitaciones Cocina unida al salón perfectamente equipada con cocina, nevera, microondas y cafetera, mientras abría puertas y cajones mostrándole donde estaban vasos, tazas y cubiertos Baño limpio y recién reformado, suelo de mármol. Aquí el dormitorio. También con televisor. Le indiqué que yo ya era dueño de la cama que estaba pegada a la ventana y le mostré la mitad de los cajones que quedaban vacíos para que pudiera colocar sus cosas. Ventajas de llegar el primero jeje. Buenas vistas de la ciudad, ahí las luces de Times Square, las ventanas están selladas pero el aire acondicionado funciona perfectamente. Debí ser tan convincente que hasta unos días antes de nuestra partida no nos dimos cuenta que las ventanas se abrían perfectamente....o que estábamos a por uvas que también puede ser Bajé rápidamente al hall. Aún no había nadie. Mientras esperaba eche un vistazo a la calle, aún llovía a cántaros. Pregunté en recepción por la forma de llamar a la habitación de mis amigos, quería advertirles que un paraguas nos vendría de perlas. No funcionaba la extensión, mensaje a los móviles...Donde estais? Ninguna respuesta....Seguí esperando diez minutos hasta que pensé que se habrían adelantado y que estarían realizando las compras sin mi. Momento de agobio...No solamente me han servido la comida sino que también han tenido que hacerme la compra....Ufff que fama de vago voy a ganarme desde el primer día en este viaje...No me importó la lluvia, salí disparado al Deli, creo que no dejé un solo charco por pisar. La tienda vacía. Más mensajes a los móviles....Ninguna respuesta. A que me he confundido de tienda? Me acerqué a Times Square echando un vistazo al interior de los comercios por si encontraba a mis amigos. La gente corría buscando refugio de la lluvia y yo decidí no mojarme más en balde y hacer las compras por mi cuenta. Salí cargado de leche, agua y refrescos pensando que mis amigos estarían comprando en otro lugar. Ya no corría, para qué si ya estaba empapado, iba pensando que igual me había entretenido mucho en mi labor de agente inmobiliario y que en adelante debía estar más despierto. Llego por fin a los apartamentos..Sorpresa !!!.... mis amigos cómodamente instalados en los sofás del hall en animada tertulia. La tarde estaba de perros y habían decidido dejar las compras para otro día.......Caras de SuperEin? Pero al final has ido a comprar tuuuuuuuuu? Risas (de ellos) porque maldita la gracia que me hizo a mi. Virginia venía de recepción, había telefoneado a mi habitación para avisarme del cambio de planes. Subí en el ascensor repitiendo en alto...ESTAIS NOMINADOS!!! Me olvidé de las costumbres de los habitantes de Miraflores en cuanto encaminamos nuestros pasos hacia la calle. Primera incursión al metro. Intentamos comprar el MetroCard en las máquinas expendedoras. Josemi ya venía desde Madrid con el suyo puesto e intentó completar su saldo. Tras varios intentos fallidos fuimos a una taquilla y uno detrás de otro repetimos al vendedor como loritos el another one, please.... Vaya, esto si que es calor!!!....! a medida que nos acercábamos a nuestro andén subía la temperatura hasta convertirse en sofocante. Subimos al vagón entre risas y empujones.. .Vaya esto si que es frio!!!!!... La diferencia de temperatura entre los andenes y el interior de los vagones es tan elevada que no sería extraño que el uso del Metro fuera la primera causa de baja laboral entre los habitantes de Nueva York.. Una vez en el tren íbamos fijándonos en los paneles electrónicos en los que se iban anunciando las estaciones mediante luces. Cada andén me llamaba más la atención que el anterior, recordaba del cine las dos filas de columnas de hierro pintadas de azul que los bordean. Pero lo que realmente llamaba mi atención era la gente que en cada estación entraba al vagón. Todas las nacionalidades, todos los acentos, todos los grupos humanos en el minúsculo espacio de un convoy de metro. Llegamos a Battery Park donde tomamos el ferry hasta Staten Island. Allí pudimos contemplar una exposición al aire libre sobre el proyecto de rehabilitación de la zona cero. Muy interesante Cientos de personas aguardaban la salida del trasbordador. En su mayoría eran trabajadores que regresaban a su casa después de un día de trabajo en la ciudad. Se abrieron las rampas de acceso al barco y comenzamos a tomar posiciones en cubierta. Había dejado de llover pero la tarde era húmeda y fría. La gente que a diario realizaba este trayecto se entretenía leyendo un libro o simplemente dormitaba ajenos al espectáculo tan hermoso que a medida que nos alejábamos del muelle aparecía ante nuestros ojos. Y empezó a anochecer.....Desde mi vuelta, no hay día en el que no recuerde ese momento, la silueta iluminada de Manhattan en todo su esplendor Sólo se escuchaban los motores del barco, durante unos instantes todos permanecimos callados y en nuestras caras se veía la emoción por la visión de un escenario tan único y mágico Una vez repuestos comenzamos a hacernos fotos y más fotos Pensé de nuevo en mi cámara que a esta hora debía estar ya en camino desde Pensylvania Corríamos de un lado a otro de la cubierta para que no se nos escapara ningún ángulo, de un lado Manhattan, del otro New Jersey. El resto de los pasajeros observaban nuestras carreras comprendiendo nuestro jubilo. Localizamos la silueta de la la Isla de Ellis y a lo lejos por fin la antorcha encendida de la Estatua de la Libertad. A medida que nos acercábamos comentamos la emoción que debieron de sentir los millones de inmigrantes que desde Europa llegaron a América con la esperanza de una vida mejor. Una mañana tendríamos la ocasión de contemplar la estatua desde la cubierta de un taxi acuático y hacernos idea de sus colosales dimensiones. Muchas emociones ya en un solo día. Llegamos a Staten Island. Un ejercito de autobuses esperaba a las puertas del embarcadero para llevar a sus hogares a los viajeros del ferry. En un minuto nos quedamos completamente solos. Y ahora que hacemos? Pues vamos a explorar el lugar, tenemos media hora hasta que nos lleve de vuelta el ferry.... Comenzamos a caminar sin rumbo fijo por las calles vacías, solamente circulaban coches de policía haciendo su ronda para los que seguro debíamos resultar sospechosos. Que harán estos locos por aquí?..... A lo lejos lo que parecía un centro comercial del que salía un haz de luz y el sonido de música disco. Ahí es donde debe estar todo el mundo pensamos Hacia ese lugar dirigimos nuestros pasos mientras Jesús iba enseñando a Josemi las fotos de su cámara y le ponía al día de cuantos lugares habíamos visitado esa mañana. Enrique con su cámara de video recién adquirida iba filmando las calles de la ciudad fantasma y Virginia, Joaquín y yo conversábamos mientras apurábamos un cigarrillo. Lo que en principio debía ser un Centro comercial era un estadio de béisbol en el que varios jugadores realizaban sus sesiones de entrenamiento. Vimos durante varios minutos como peloteaban y basto para aburrirnos. Pasmados como estábamos de tantas emociones en un solo día no reparamos en el reloj y se nos acabó escapando el ferry de vuelta. Y ahora que hacemos? Anda mira una colina.... Pues vamos a explorarla..... Lo que digo íbamos ya pasmados Subimos por una calle empinada que conducía a un conjunto de casas en las que todos sus habitantes debían estar dormidos (o muertos) porque no se veía ninguna luz encendida. Acabamos encontrando una calle con varios locales iluminados. En comparación al resto del pueblo aquella calle parecía Broadway. Convinimos cenar en una (la) pizzería y dejar pasar otro ferry. Y éramos seis y no cabíamos en una mesa pues estaban ancladas al suelo y no había forma de juntarlas. Prometo que no lo intenté Aquella cena fue divertida, íbamos pasando la pizza y la coca-cola de dos litros de mesa en mesa y reíamos comentando situaciones disparatadas. Josemi que hasta ese momento notaba el cansancio del viaje parece que despertó y le recuerdo disparando con bala... Por fin dejamos Staten Island y llegamos de nuevo a Manhattan en el ferry de vuelta. Ya era tarde y el Pier 17 estaba también desierto. Todas las tiendas estaban ya cerradas y en los restaurantes terminaban de cenar los últimos comensales. Pensamos que no podíamos terminar el día sin contemplar desde uno de sus balcones otra de los lugares mágicos de Nueva York. Ante nuestros ojos el Puente de Brooklyn. No estaba iluminado pero tampoco le hacía falta. Estábamos entusiasmados y entregados por completo a la ciudad y durante unos minutos ante semejante espectáculo, sentados en los bancos de madera del mirador nos sentimos los Reyes del Mundo. Estábamos felices y con ganas de reir pero nada presagiaba que acabaríamos muertos de la risa... En los pasillos del Centro comercial alguien repara en tres sofás Anda y estos sofás tan raros? Parecen de masaje. Funcionan con un dólar Se sienta Josemi.....Tras unos segundos comienza a quejarse. UUUUUUUUUUUUU que dolor, esto no es para mi.... .y me cede el puesto............AAAAAAAAAAAAHHHH Virginia es la siguiente.........UUUUUUMMMMMMMM y completa Jesús el tercer sofá....OOOOOOOOOHHHH Tales eran los gritos de placer que lo que era un centro comercial desierto se convirtió en el lugar con mayor densidad de población del sur de Manhattan. Por supuesto yo repetí varias veces incluso fui a por cambio a un restaurante pues se me habían acabado los billetes de un dólar. Terminamos haciendo trío Virginia, una negrita y yo entregados por completo en una orgía sin fin SIII SIIIIIIIIIIII SIIIIIIIII SIIIIIIIIIIIIIII YEEEEEEEEEEEEEEEEESSSSSSSSS AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH Abrí los ojos y pensé pero de donde ha salido toda esta gente...Risas Risas y más Risas para terminar nuestro primer día en Nueva York ........................................................................................................................................... Un beso enorme para Carri

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